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DE CÓMO LA CIENCIA ATACA EL SENTIDO COMÚN

DE CÓMO LA CIENCIA ATACA EL SENTIDO COMÚN Como corolario de la Idea del Progreso hallamos un concepto extraído de la dialéctica hegeliana que, traducido del alemán, viene a significar Superación que conserva lo Superado. Cuando nos referimos a la historia de las ideas y de las teorías científicas la Aufhebe ataca sin piedad ni compasión. El círculo de validez de cualquier formulación teórica o científica vendrá revestido de ese ámbito de eficacia necesariamente relativo.

Si Newton fulminó a Aristóteles, Einstein, por su parte, fulminó a Newton. Aristóteles fue válido en la Grecia Clásica. Newton en el siglo XVII y Einstein es patrimonio del siglo XX. La masa deja de pesar, en todo caso lo que existe es la atracción mutua entre los cuerpos, aunque en este último caso lo que sucede es que nos encontramos ante un espacio curvo. Pese a lo anterior, los distintos niveles de comprobación empírica nos sitúan ante distintas ópticas: para el ama de casa que va a la tienda de la esquina, tres kilos de naranjas no son el resultado de que se desencadene una fuerza de atracción gravitatoria entre la Tierra y las naranjas ni de que el espacio sea curvo (¡qué locura!), es que las naranjas pesan lo suyo.

Por su parte, el astronauta que sale de la órbita terrestre comprobará empíricamente las leyes de Newton: verá que a medida que la nave se aleja del centro de gravedad de la Tierra tanto su cuerpo como los objetos de que se rodea, hasta las naranjas, dejaran de pesar. Advertirá también que en la superficie de la Luna el peso de todo es seis veces menor que en la Tierra (un 16´5 % del de la Tierra), con lo que comprobará que existe una proporción directa entre masa y atracción. La verificación empírica de Einstein es algo más complicada. No existen, por ahora, los medios ni la tecnología necesarios para comprobar, al menos personalmente, que el espacio sea curvo ni que la curvatura que genera la masa sea la responsable de la atracción entre los cuerpos.

Advertimos que la geometría euclidiana y cartesiana son abstracciones absolutistas, desprendidas por completo de la materia: las líneas rectas que trazamos desde la Tierra marchan hacia el infinito. Y es que los números no tienen fin y las magnitudes tampoco. Es posible marchar a 20 kilómetros por hora, a 200 kilómetros por hora, a 1.000 kilómetros por hora y hasta a 1.000.000 de kilómetros por segundo. Pero Einstein nos demostró que nada de eso era cierto, destronó el reinado de las matemáticas sin materia, que desgajadas de esta quedaban reducidas a mera especulación, y consecuentemente demostró que una línea recta trazada desde la tierra acabaría volviendo, como un boomerang, a su lugar de origen y que una velocidad superior a la velocidad de la luz en todos los sistemas inerciales, superior a 300.000 kilómetros por segundo, sencillamente no existe.

En esta sencilla historia del pensamiento físico aquí expuesta no advierto una sucesión de grados de la cadena del Aufhebe, más bien lo que nos demuestra es cómo la capacidad de verificación empírica a medida que se amplía va desplazando las zonas de especulación. Donde no llega el conocimiento aparece la imaginación y la imaginación es siempre totalizadora. Pero en el presente caso el problema que se nos presenta es de perspectiva, una perspectiva que se ha ido ampliando escalonadamente desde la inmediatez aristotélica y euclídea hasta la globalización de Einstein. Y con la perspectiva ha variado igualmente el método: de la deducción del todo a través de las partes a la deducción de las partes a través del todo. Newton llegó a afirmar en cierta ocasión que descansaba a hombros de gigantes. Si pudo alterar los paradigmas racionalistas vigentes fue precisamente marchando desde el punto de partida asentado por dichos paradigmas. Si con Einstein se pudo llevar a cabo toda una subversión de la mecánica de Newton no pudo deberse a otra cosa a que adoptara como punto de partida el de la mecánica clásica.

Sin embargo, en este caso, Einstein no se conforma con ver el espectáculo desde el palco y por eso se introduce de lleno en el escenario. Comprende algo más. En el Universo no caben los espectadores y, por tal razón, no caben ni los palcos ni las butacas. Tampoco hay un cronómetro que desde fuera mida el tiempo de duración de la representación. Muy por el contrario, son muchos y distintos los relojes que cronometran, todos dentro del escenario funcionando a distintos tiempos y a distintas velocidades. La cosa se complica. Tampoco se puede hablar de un solo escenario sino de distintos escenarios entrelazados. Espectador y espectáculo ocupan el mismo sitio, son una y la misma cosa. No hay estado de reposo ni tampoco movimiento.

Tampoco el movimiento existe por sí mismo sino en relación a un punto de referencia. Pero tampoco sabemos exactamente qué es un punto de referencia: cuando se cierran unas tijeras podemos interpretar cosas distintas: que una cuchilla es la que se mueve, o bien que es la otra o ambas a la vez. Cuando me desplazo con un coche hacia el Este puedo interpretar que es el coche el que se desplaza o bien que es el paisaje el que se desplaza hacia atrás y si lo observo todo desde fuera de la Tierra veré que la Tierra gira hacia un lado y que el coche hacia otro, y si el coche marchara a la velocidad de rotación de la Tierra, en relación al Sol el coche se vería inmóvil y la Tierra en movimiento, aunque desde la Luna veríamos girando ambos a la vez: ¿qué es lo que se mueve en relación a qué?.

1 comentario

Lanark -

Interesante idea, esa de que la ciencia se desplaza cada vez hacia ideas más lejanas al mundo cotidiano. Eso podría ser, sin embargo, la otra cara de la moneda de la generalidad, porque una explicación muy concreta tiene necesariamente un área de aplicación muy estrecha, que una un poco mas abstracta. Eso es casi la definición de abstracción.

Sin embargo, es realmente un problema muy serio que la ciencia deje de ser intuitiva. Por un lado, aparecen los problemas de autoridad sacrosanta a los que aludes, y por otro, la misma ciencia se debilita si se abandona a una élite restringida de iniciados.

Me disculparás, sin embargo, que me muestre en desacuerdo con algunos de tus argumentos, en particular la no comprobabilidad de la teoría de la Relatividad. La relatividad especial, que no tiene que ver con la gravedad sino con el movimiento, ha sido verificada midiendo la desincronización entre un reloj en tierra y uno en un avión que ha pasado mucho tiempo viajando, gracias a la tremenda sensibilidad de los relojes atómicos. Y la relatividad general, que no era muy aceptada entre los físicos, se comenzó a considerar en serio cuando se comprobó su predicción de que los campos gravitacionales desviaban la luz, a pesar de ésta no tener masa.

Con el carácter absoulto del observador en la mecánica newtoniana, y con la tendencia general a las consideraciones relativas, estoy completamente de acuerdo.